miércoles, 25 de mayo de 2011

"AMOR, POBREZA Y GUERRA" (2004) de Christopher Hitchens

Esta variopinta recopilación de artículos y ensayos no deja indiferente a nadie, y es una buena muestra de por qué a Christopher Hitchens se le ama y se le odia a partes iguales. Creo que Hitchens es una especie de Fernando Savater, incluso más provocador en cualesquiera de las facetas que ambos comparten: ateo militante, brillante ensayista, mordaz en sus debates, consumidor de ocio y defensor de los placeres de la buena vida, renegado de la izquierda al que la derecha le ha abierto sus brazos, vociferante para romper con ataduras ideológicas aunque le cueste el calificativo de chaquetero. Ni en uno, ni en otro caso considero que lo sean. Si el cambio es honesto, por convencimiento, y además se explica, tan solo queda compartir o no los motivos, pero no sospechar de infidelidad o de venderse al mejor postor. 



Pero a diferencia de Savater, le gusta frecuentar la alta sociedad y conocer las vidas de los personajes de la cultura popular. Sus constantes referencias literarias, sus flirteos con el famoseo y medios como Vanity Fair... le hacen parecer un petulante con aire de aristócrata gamberro e inoportuno iconoclasta, quizás por todo ello se ganó el apelativo de heredero o delfín de Gore Vidal (no está claro si fue uno u otro al que se le ocurrió la idea, aunque Hitchens dice poseer correspondencia que lo prueba). Ya distanciados, Hitchens le dijo a su admirado Gore Vidal que debido a su apoyo a cierta versión de la teoría de la conspiración del 11-S, se había vuelto loco. Pero Vidal siguió siendo un crítico de la política exterior de EEUU tras el 11-S, momento que como veremos supuso (o aceleró) un cambio irreversible en Hitchens, que pasó a apoyar vehementemente a la administración Bush en su guerra contra el terror. Sus cambios de opinión y su abandono de la izquierda lo han hecho más polémico de lo que era. Su crítica mortífera contra los diseñadores de la ofensiva imperialista, como Henry Kissinger, pasó a ser una cosa del pasado que buena parte de la izquierda le recordaría tiempo después cuando pasó a protagonizar un "caso único de metamorfosis inversa", tal y como le espetó George Galloway en un debate público: "de mariposa a babosa."

Este libro es una recopilación de algunos de sus artículos que abordan tres grupos temáticos, el amor (a la literatura), la pobreza (la pobreza moral de la religión) y la guerra (antes y después del 11-S, aunque no incluye aquí sus posiciones más contrarias a EEUU antes de abandonar el socialismo definitivamente) en la que incluye sus interesantes polémicas con la izquierda anti-imperialista y Chomsky, y sus enérgicas defensas de la guerra de Afganistán y de Irak. La división a veces carece de sentido, pues dentro del amor incluye artículos de historia, y dentro de pobreza incluye su polémica con Michael Moore.


CHURCHILL

Hitchens guarda una relación de amor-odio con Churchill. Como no podía ser menos, al ser un icono del siglo XX bastante aceptado por la clase política posterior disfruta defenestrándolo, pero es quizás la única de sus dianas con la que concluye su análisis con un tono condescendiente. Reconoce que fue educado para respetar y admirar a Churchill, pero también es consciente de su "intransigente imperialismo hacia la India y su simpatía por el fascismo antes de la guerra". Tradicionalmente visto como un visionario de la política y un firme opositor al fascismo, fue también un conspirador que hacía uso de su gran retórica para retratarse a sí mismo como un profundo y contundente conocedor de la política.

Es curioso, comenta Hitchens, que fueran precisamente unos historiadores de derechas los que intentasen crucificarle por haber propiciado la pérdida del Imperio británico. Otros historiadores, estadounidenses en este caso, creen que jugó un papel muy importante para conseguir involucrar a EEUU en la guerra. Y por último hay otro debate entre historiadores que plantea la cuestión de si mereció la pena la II Guerra Mundial a la vista de las consecuencias (Nagasaki, Dresde...). A lo que añade Hitchens que, a la vista de las pruebas presentadas en Núremberg, merece la pena obviar incluso el pacto Stalin-Churchill, que hasta su admirado George Orwell rechazaba. Al fin y al cabo, razona Hitchens, el comunismo se hundió y ya no puede hacer daño a nadie. Mal argumento a mi entender, porque a ningún político se le exige saber el futuro para justificar sus pactos con dictadores del presente. Por la misma razón podríamos decir que la colaboración estadounidense con Sadam Hussein no tiene importancia teniendo en cuenta que el régimen iraquí finalmente cayó. ¿Y qué hay de todos esos años en que Stalin o Sadam permanecieron en el poder?

Churchill era un extremista en sus comienzos. Apoyó la invasión abortada de la Rusia de Lenin de 1918 y culpó a los bolcheviques por ser judíos. Se puso de parte de Mussolini, Franco y Hitler. Era un racista por lo que respecta a los indios. Era también un oportunista, que al igual que Roosevelt, temía que Hitler se convirtiera en un problema para su país conforme avanzaba la guerra. Solo cuando ambos constataron que se estaba haciendo demasiado fuerte y peligroso para ellos, se mostraron más dispuestos a entrar en guerra, vendiéndose a sí mismos como defensores de la democracia desde siempre.

Pasó de ser antisemita y anticomunista, a ser un antinazi convencido, y a los ojos de Hitchens, esa capacidad de ver a un enemigo intrínsecamente malvado y actual en Hitler (sería el primero en verlo, a pesar de  toda su ceguera anterior), y no solo a un enemigo potencial, sería lo que actuaría como una expiación total para Churchill.

Pero ese momento de señalar con el dedo al enemigo más terrible de la democracia, solo llegó después de otros muchos momentos, en los que Churchill demostraba admiración por la mano dura de Stalin, después de haberse planteado pactar con Hitler, después de haber visto el peligro de que la fuerza naval francesa pasase a formar parte de la flota alemana, y después incluso de que estuviera esperando a que atacasen a EEUU para poder entrar en guerra con mas aliados. Hitchens incluso sugiere que la famosa teoría de la conspiración de Roosevelt en Pearl Harbor, le sería más aplicable a Churchill.

La figura de Churchill era despreciada incluso dentro de sus propias filas, que pensaban que era "un demagogo, un charlatán, un incompetente y un borracho" según el polémico historiador David Irving por cuya "figura tóxica" Hitchens siente una nueva relación de amor-odio. Más adelante profundizo en otros aspectos de David Irving, pero por ahora me limito a su análisis de Churchill. Por una parte, Hitchens es consciente de las filias nazis del historiador y pone en cuarentena sus juicios sobre Hitler, pero por otra parte confiesa que sobre el debate de Churchill, y pesar del desprecio que el revisionista nazi siente por el mandatario británico, "no consideraría muy cualificado a nadie que no haya leído la obra de Irving." ¿Es esto un acierto o condenaría a Hitchens por reconocer cierta seriedad al negacionista Irving? No sería la primera vez que oigo la valoración positiva de cierta parte de la obra de Irving, entre escritores serios y nada sospechosos de ser neonazis. Todo esto lo escribiría en 2002, pero en otro artículo posterior Hitchens se muestra más receloso.

Me arriesgaré a hacer un juego de psicoanálisis barato; Hitchens dice que a Churchill le gustaba retratarse a sí mismo como a un extremista, como alguien capaz de sostener una opinión controvertida a pesar de que sus colegas les advirtieran de estar caminando por el lado oscuro. Un "contrarian" en inglés, como le gusta definirse en uno de sus libros a Hitchens. Casi se podría decir lo mismo de Irving. Y yo me pregunto, ¿no habrá encontrado Hitchens alguna admiración en esa capacidad de disentir contra viento y marea, no solo en Churchill, sino quizás también en Irving? Yo creo que, al menos con Churchill, Hitchens se ve identificado con una conversión necesaria para defender valores supremos, aunque no se vea identificado con los extremismos del pasado de Churchill. Cuando se trató de defender al bando de la democracia contra la dictadura nazi, al menos al final, no fue blando y dio el do de pecho. Y probablemente tuvo que enfrentarse con sus antiguos colegas al cambiar sus opiniones tan drásticamente. ¿No es esto lo que ha vivido Hitchens, cuando se pasó de la izquierda anti-guerra y anti-imperialista al bando de la lucha contra el terror y por la democracia al estilo Bush? Me parece que Hitchens está convencido de que los hechos posteriores han corroborado tanto las posiciones (las últimas posiciones) de Churchill sobre Hitler, como sus últimas posiciones sobre Irak y Afganistán. Poco a poco, y con una rara y convencida honestidad de la cual me resultaba difícil dudar, se ha convertido en un defensor de la máxima de que el fin justifica los medios.

Se esté o no de acuerdo con ello, me parece que se equivoca a la hora de sopesar las cuentas de muertos que han supuesto Irak y Afganistán, frente a las otras opciones o hipótesis que se barajaban en el lado del "no a la guerra". Pero lo que parece claro es que no le importa el pasado de quien se decida a luchar contra el mal, tal y como él lo entiende, y por ello no es oportuno pedir explicaciones a quien ayuda a derrotar a la tiranía y la crueldad. La responsabilidad de "las equivocaciones pasadas" son pelillos a la mar, que queda exonerada por la determinación de cambiar de bando si la causa es justa. El problema es que nadie te asegura que esas conversiones de EEUU y occidente, que de repente luchan contra dictadores que antes apoyaban, sean auténticas. Más bien hay pruebas y experiencias pasadas que te confirman que esas conversiones son meras conveniencias que nos venden como una lucha altruista. Y la responsabilidad de quien puede mirar más profundamente y no olvidar la historia reciente, como es el caso de Hitchens y otros intelectuales, debería hacer que fuesen mucho más meticulosos y escépticos con la vulgar propaganda que una y otra vez, con cada guerra, se le ha vendido al pueblo.

Si tuviera que defender a Hitchens y justificar sus cambios intelectuales, que no comparto por lo que acabo de exponer, me decantaría por subrayar que lo que le ha nublado la razón ha sido una alergia visceral hacia sus compañeros que siguen venerando sacrosantas ideologías que han demostrado traicionarse a sí mismas. Son los animales de "Rebelión en la granja" lo que él ve en sus antiguos colegas. Y parece que le pierde alejarse de ellos y de sus dogmas intocables, hasta el punto de que no le importa coincidir, o lo que es peor, creerse y ayudar a los dogmáticos del signo contrario.

"La revisión fría y distanciada ha eliminado el aura de heroísmo de muchos acontecimientos luminosos y legendarios, entre los que se encuentran la toma de la Bastilla, la caída del Palacio de Invierno y la Proclamación de Emancipación de los esclavos de Estados Unidos."
TROTSKY

Como no, Trotsky, participe de la revolución rusa que se vuelve en contra de su obra que terminó como tiranía, esencia del disidente por antonomasia, es una figura admirada por Hitchens. Y lo es tan tardíamente como en 2004, cuando Hitchens ya ha abandonado el socialismo. Y no solo supo volverse contra Stalin, sino que también supo prever "la verdadera amenaza que representaba el nacionalsocialismo", a diferencia de la izquierda de su tiempo que lo vio como una oportunidad para convencer al resto del mundo de la conveniencia del comunismo.

Al final de sus días, cuando la II Guerra Mundial le convenció  de que ninguna nueva revolución obrera iba a suceder, manifestó sus dudas con respecto al proletariado como clase dirigente si se daba el caso de que no se diera una revolución socialista posterior a la que sucedió en Rusia. Eso haría forzoso plantearse abandonar todo el proyecto marxista-leninista.

Según Hitchens, en una nueva desafortunada metáfora histórica, parece que los neoconservadores serían unos trotskistas que estarían  sufriendo la ira y la persecución de sus antiguos camaradas, la derecha aislacionista y ultramontana. Los neoconservadores, vendrían a ser de esta forma una especie de derecha ilustrada, con los pies en la tierra y libres de prejuicios religiosos. Aunque no lo dice así, eso parece que es lo que sugiere al defender a los neoconservadores.

ALDOUS HUXLEY

Quizás lo más interesante de su introducción a la edición de "Un mundo feliz" de 2003, sea la relación que establece entre Huxley y George Orwell. Aldous Huxley le daba clases de francés a George Orwell, y en cuanto a sus obras parece que el mundo feliz de Huxley se regía más bien por la persuasión, mientras que en el "1984" de Orwell imperaba el miedo y la violencia. En algún momento Orwell, que llegó a reseñar la obra de Huxley, sugirió que Huxley había plagiado unas de las fuentes de las novelas distópicas; "Nosotros" de Zamiatín. Pero como Orwell también reconocía esa influencia, reflexiona Hitchens, quizás no fuera un insulto.

Aparte del rechazo al socialismo y la indiferencia por el cristianismo (su abuelo inventó el término "agnóstico"), presentó primeramente las drogas como un problema, una herramienta que el estado podía usar contra la población para embaucarla, pero después, con su novela "La isla" parece que las drogas se convierten en "herramientas de la emancipación y la clave de la felicidad".

EXCESIVA REGULACIÓN

Hitchens arremete contra el alcalde de New York Michael Bloomberg al que considera un anormal obsesionado por el control. Nada mejor que uno de sus párrafos para ver el hastío al que llego el autor por las ordenanzas municipales, algunas de ellas ciertamente absurdas, que la ciudad estadounidense impone a sus habitantes:


"En el espacio de unas pocas horas de finales de noviembre, me las arreglé para violar un montón de leyes neoyorkinas. Es decir, me senté en una caja de madera, dejé mi bolsa a mi lado en un asiento del metro, me detuve para ajustarme el zapato en un escalón del metro, alimenté a unos pájaros en Central Park, fumé un cigarrillo en un coche de gama alta, intenté poner un marco de plástico alrededor de la matrícula de un vehículo y monté en bicicleta sin mantener todo el tiempo los pies en los pedales. También fumé en un bar y en una mesa de un restaurante. Hasta entonces, solo en los dos últimos casos habría infringido conscientemente una ordenanza municipal."

CONTRA LA PENA DE MUERTE

En su artículo "Escenas de una ejecución", de 1998, más que argumentar en contra de la pena de muerte narra su vergonzosa participación como testigo en una ejecución que lo predispone a rechazar la pena capital de una manera vivencial, más que racional. En otro artículo del libro dice admirar en secreto al Papa Juan Pablo II por su oposición a la pena de muerte.

EL EXTRAÑO CASO DE DAVID IRVING

Un interesante ensayo sobre la figura de este polémico negacionista del Holocausto al que Hitchens le otorga varios piropos, pero sin olvidarse nunca de que es un negacionista. Considera ridículo que se prohíban libros de Irving o que sea difícil conseguirlos en el país de la libertad de expresión, EEUU, y piensa que a pesar de ser un fascista, es un buen historiador del fascismo.

"Pero su trabajo sobre el bombardeo de Dresde, el funcionamiento interno del gobierno de Churchill y la mentalidad de los generales nazis tenía un valor incalculable"

Hitchens acepta la posibilidad de que se haya explotado el Holocausto, aunque no hace referencia a la obra de Finkelstein que ya estaba publicada en mayo de 2001. Más tarde Finkelstein pasaría a engrosar su lista de judíos masoquistas obsesionados con EEUU, pero según se deduce de este ensayo la tesis de Finkelstein es plausible. Finkelstein, brillante polemista también, ya escribió sobre los cambios de opinión de Hitchens, pero sería interesante saber si Hitchens escribió algo sobre "La industria del Holocausto".

El debate del negacionismo del Holocausto nace de las diferencias entre dos escuelas de historiadores; los intencionalistas, que defendían que la intención de Hitler y de los nazis de borrar a los judíos de Alemania por medio del genocidio estaba desde el principio entre sus planes, y los funcionalistas que defienden que dicho plan solo surgió cuando Alemania empezó a perder la guerra en el frente oriental. Hitchens se posiciona junto a los últimos. Sobre Goldhagen (intencionalista a ultranza, y cuyo libro "Los verdugos voluntarios de Hitler" se merecería un mega-post que algún día llegará), hay una entrevista en la que critica su obra, junto con la de Irving.

Irving fue visto primero como un molesto socio, porque en un debate con Faurisson, negacionista extremo, "sostuvo que había pruebas definitivas de exterminio masivo al menos por fusilamiento." Más tarde dijo haber descubierto unos documentos que le harían cambiar de opinión sobre la existencia de alguna orden directa de Hitler para el genocidio judío. También participó en la revelación de la falsedad de los diarios de Hitler, aunque después cambió de opinión. Parece que una vez más Hitchens simpatiza con cualquiera que sea capaz de disentir de los suyos... aunque los suyos sean los negacionistas del Holocausto. No obstante, la simpatía está muy acotada a determinadas obras y a su capacidad Russelliana de "prueba contra el propio interés" (ya que publicaba cosas que iban en contra de su tesis o la de los suyos, los negacionistas), no a su mensaje falsario de la historia.


¿Qué pasa con sus tesis de que no existió una orden directa de Hitler para el Holocausto? Según Hitchens está contaminada y queda pulverizada por su antagonista Richard Evans, en su libro "Mintiendo sobre Hitler" que hasta donde yo sé no está editado en castellano..

LAS MENTIRAS DE MICHAEL MOORE

Nunca he oído a Christopher Hitchens ensañarse tanto y tan toscamente con alguien como con Michael Moore. Bueno, debería decir que nunca "he leído", porque realmente todavía no he escuchado el debate tan interesante que tuvo lugar entre ambos en el festival de cine de Telluride. Solicité ayuda al increíble archivo de thefilmarchive pero no parece tenerlo. Hitchens escribe sobre el polémico documental de Moore, Farenheit 9/11:


"Describir esta película como deshonesta y demagógica sería casi ascender esos términos al nivel de la respetabilidad. Describir esta película como una mierda sería arriesgarse a un discurso que nunca volvería a levantarse por encima de lo excrementicio. Describirla como un ejercicio facilón hecho para complacer a las masas sería demasiado obvio. Fahrenheit 9/11 es un ejercicio siniestro de frivolidad moral, disfrazado crudamente de ejercicio de seriedad. También es un espectáculo de abyecta cobardía política que se presenta a sí misma como una demostración de valentía disidente."

Muchas son las acusaciones que lanza contra el cineasta, y para una contestación punto por punto y un extenso comentario sobre la polémica entre ambos, necesitaría más de un post, pero señalaré tan solo diez:

1. Moore duda de la autoría de Bin Laden. FALSO. Moore defiende el principio de inocencia, pero de hecho señala a Bin Laden como el autor probable del 11-S.

2. Al principio Moore dijo que Bush envío pocas tropas de tierra a Afganistán, y después cambió de opinión y pensó que Bush envió demasiadas. FALSO. Se trata de una manipulación desesperada de Hitchens para intentar encontrar contradicciones en el discurso del director. Moore siempre estuvo en contra de emprender una guerra contra Afganistán, pero nunca se opuso a perseguir a Bin Laden, y fue para perseguir a Bin Laden cuando comenta que Bush no hizo mucho por la labor, y dejó pasar dos meses hasta que las tropas llegaran al sitio donde supuestamente estaba Bin Laden. Lo que sí dice Moore es que le dieron esos dos meses de ventaja, pero no aclara la razón. Moore usa unas declaraciones de Richard Clark en las que ironiza con el número de soldados en Afganistán en comparación con el desmedido números de policías en Manhattan. Pero el mensaje de Moore no es contradictorio en absoluto; si Bush quería atrapar a Bin Laden no debió dejar pasar dos meses sin llegar al sitio donde estaba, y eso no entra en contradicción con estar en contra de reducir un país a la edad de piedra, para lo cual, cualquier contingente militar sería excesivo.


3. Moore habla de la construcción de un gasoducto en Afganistán que se había planificado antes de la invasión y de la implicación de la compañía estadounidense Unocal en el proyecto, y Hitchens lo cita como otra de sus mentiras. FALSO...  El proyecto del gasoducto TAPI es bastante conocido, y aunque es cierto, tal y como dice Hitchens, que fue cancelado en 1998 tras el ataque a las embajadas estadounidenses en África (esto no lo dice en el artículo, sino en otras entrevistas), también es cierto que el proyecto se ha retomado una y otra vez, antes y después del documental, con lo que la acusación de Moore estaría totalmente justificada, y la de Hitchens, cuando menos, desactualizada. ¿Y qué decir del silencio de Hitchens sobre el pasado de Karzai, presidente títere de EEUU en Afganistán, como consejero de Unocal, la empresa que independientemente de si lo consiguió o no, estaba detrás del gasoducto? Esto me parece mucho más grave que el hecho de que el proyecto fuera abandonado o no. Si se pone como presidente del nuevo Afganistán a un tipo que trabajaba en la empresa americana que quería hacer un gasoducto antes de la guerra, eso me da alas para pensar en un motivo secreto para empezar una invasión, o cuando menos, para hacer negocio mientras se persigue a Bin Laden. De hecho esto lo había leído antes de ver Fahrenheit. Si Hitchens no dijo nada supongo que será porque sabía que esa acusación era cierta. Según Pepe Escobar, el propio Karzai le ha negado que fuera empleado de Unocal, aunque no se puede decir lo mismo de Khalilzad, al que también se acusa en la película de haber tenido relaciones previas con Unocal y que fue enviado también al nuevo Afganistán como embajador de EEUU. Unocal niega su relación con el primero, pero afirma la del segundo en un comunicado de prensa, (alojado en la web de Chevron con quien se fusionó después). También lo hicieron en una entrevista telefónica donde señalaron que el origen de la leyenda urbana fue un artículo publicado en Le Monde que no aporta fuentes y nunca se rectificó a pesar de que informaron al periódico de la información errónea. ¿Por qué Hitchens no se ceba con este aparente fallo de la película? Para mí, en su momento, esta información me llevó a confirmar por enésima vez el descarado imperialismo de EEUU, y aunque si se revelase falsa todavía me quedarían infinidad de ejemplos para seguir manteniendo la misma posición, me gustaría saber si Michael Moore fue ingenuo o manipulador al usar una información que germinó entre el movimiento del "No a la guerra". No se si aparecerán nuevas informaciones al respecto, pero por lo que he rastreado en internet parece que era un bulo. En la guía oficial de la película en la que se señalan las fuentes en las que se basa la película, "The Official Fahrenheit 9/11 Reader", Moore da tres fuentes, la más antigua de todas es el artículo anteriormente comentado de Le Monde, escrito por Françoise Chipaux, y que hasta donde yo se, sigue sin dar explicaciones sobre el origen de esa información. Recuerdo otra información que decía que una agente de la CIA, Christina Rocca, llegó a amenazar al gobierno talibán diciéndoles que los iban "a enterrar bajo una alfombra de bombas" por negarse a colaborar con el gasoducto, pero visto lo visto, tiene toda la pinta de ser igualmente un bulo. Así que, por lo menos por lo que a la historia del gasoducto y Karzai respecta, la tesis de que estaba detrás de la invasión de Afganistán, queda muy tocada, y Hitchens perdió la oportunidad de tener razón en algo en su guerra contra Michael Moore.


4. Las retorcidas relaciones comerciales de los Bush con los Bin Laden, en relación al petróleo, son un invento de Moore, o a lo sumo, muy poco relevantes. FALSO A MEDIAS. Lo que se descubrió que fue un invento fue la acusación a los saudíes como financiadores del terrorismo, pero las relaciones entre ambas familias es cierta. La teoría de Moore queda dañada en una de sus partes (la financiación saudí), pero no en la otra (la relación comercial entre ambas familias). Las relaciones entre el régimen saudí y la financiación del terrorismo anti-americano quedó desprestigiada después de las fuentes principales de tal tesis se retractaran de sus investigaciones. Originalmente se apuntaron a esta teoría buena parte de la izquierda anti-Bush, y aunque otros anti-Bush como Thierry Meyssan (pro-árabe y defensor de alguna teoría de la conspiración del 11S) también se hicieron eco de esas fuentes, siguen defendíendo que la relación de fidelidad de un régimen con otro era de carácter empresarial y familiar. Esta es en definitiva la tesis de Michael Moore, pero con la diferencia de que Moore piensa que detrás de los atentados estaba, de una manera u otra, el estado saudí. Sería interesante leer que opina Meyssan sobre la tesis de Moore, pero no encontré nada.

5. Los vuelos que sacaron a los Bin Laden de EEUU tras el 11-S no tenían nada de sospechoso. DISCUTIBLE. Una sospecha siempre puede ser subjetiva y desproporcionada pero en este caso no me lo parece. ¿Dejar "escapar" a los familiares de un asesino de masas solamente por no incomodarlos con molestos interrogatorios? Está claro que dejarlos volar en los días posteriores al 11-S, es más, organizar esos vuelos por parte del gobierno de EEUU es algo que va más allá de la mera sospecha. ¿Por qué entonces digo que es discutible, y no simple y llanamente falso? Porque Moore aquí juega dos bandos. Por un lado se cubre las espaldas diciendo que volaron cuando se reabrió el espacio aéreo, pero no sin antes poner los ejemplos de Ricky Martin o George Bush padre, que se tuvieron que quedar en tierra porque "ni siquiera ellos pudieron volar". Y a continuación el documental ofrece unas imágenes de un avión despegando en las que el narrador dice que solo los Bin Laden estaban dispuestos a volar. La asociación de ideas es bastante obvia; al resto de la población no se le permitía volar y a los saudíes sí. Cosa que es mentira, porque como se dice más tarde, los saudíes volaron tras el 13 de septiembre cuando el espacio aéreo se reabrió. Un doble juego, y feo,  por parte de Michael Moore quien ya conocía las teorías de la conspiración que se cocían en la opinión pública. Pero esto no invalida su posición en otros muchos aspectos de la película. Hitchens viene a usar unas declaraciones de Richard Clark en las que asume íntegramente toda la responsabilidad por esos vuelos, y aunque reconoce que son posteriores a la película, las usa para burlarse de la presentación que Moore hace de Clarke como el héroe anti-guerra. Esto es igualmente falso, ya que apenas aparece en el documental haciendo un par de declaraciones. Posteriormente Moore declararía que el hecho de que le gustase Clarke en muchos aspectos no implica que estuviese de acuerdo con él en todo. Ciertamente tiene razón, y si Hitchens creyó a Clarke en ese asunto, debería haberse preguntado si también le creyó cuando señaló en general a altas esferas del gobierno y del FBI como responsables de los conflictivos vuelos. En la lista de hechos que respaldan la película, y que Michael Moore publicó en respuesta a sus críticos, aparecen los datos oficiales de los vuelos, incluso de uno que no salía en la película porque se descubrió después, y que apoyaría la teoría (oficialmente no secundada por Moore, como hemos visto antes), de que algunos aviones habrían volado mientras el resto permanecía en tierra. Pero independientemente de todos los matices, ¿alguien sigue pensando que no hubo nada de sospechoso por parte del gobierno al dejar salir en aquellas circunstancias a la familia del asesino?

6. La imagen de Bush petrificado en la silla de la guardería mientras le decían lo que estaba sucediendo, ha sido manipulada por la izquierda. Si se hubiese levantado corriendo, le habrían acusado de desesperado y poco calmado para dirigir su país hacia la guerra. FALSO O DISCUTIBLE en la medida que un futurible puede ser falso o discutible, ya que no ha sucedido. En cualquier caso esa eventual reacción diferente, o la cara que puso Bush al enterarse del 11-S, no es más importante que su política. Y lo anecdótico del asunto no oscurece lo que todo el mundo pensó: ¿qué jefe de estado con un poco de sentido común permanecería sentado mientras unos escolares le cuentan un cuento, en vez de levantarse y empezar a moverse e informarse de un atentado? Una vez más, cuando Hitchens la toma con alguien le critica hasta el peluquín (como cuando le dijo a Charlton Heston que se pusiera bien el peluquín en la CNN, video por cierto, que es un incunable que solo tiene la Universidad de Vanderbilt), y cuando se trata de defender a alguien, le defiende hasta sus gestos más tontos.

7.  La película oculta los 30 años de crímenes y represión del régimen de Sadam, y presenta Irak como un paraíso donde la gente vivía felizmente. FALSO. Otro intento desesperado de Hitchens, en este caso se trata de acusar a Moore de simpatizante de Sadam que es de las acusaciones más burdas y simplonas que tuvimos que soportar los que nos opusimos a la Guerra de Irak. Es tan desesperado que el propio Hitchens tiene que reconocer que al menos cita en una ocasión la brutalidad del régimen iraquí, aunque sea para decir que era cuando EEUU lo apoyaba. Y efectivamente, Moore lo hace, y es suficiente, no era necesario adentrarse en la inmoralidad de la tiranía de Sadam porque primero, todo el mundo lo sabe y solo se niega en Irak, y segundo, la película no va de eso sino de la inmoralidad y las mentiras de la democracia estadounidense en manos de Bush. ¿O acaso sería necesario repetir la condena al terrorismo de ETA  y exponer su historial criminal si lo que estoy investigando es los abusos de los GAL? Imagino que no, salvo que yo sea sospechoso de ser etarra y estar desvirtuando mi versión de los hechos. ¿Es Michael Moore sospechoso de haber sido simpatizante de Sadam? Por supuesto que no, eso tan solo es una acusación que se lanzó contra los que nos oponíamos a la guerra en esa lógica de Bush de "o están con nosotros o contra nosotros".

8. "Moore afirma que Irak, bajo Sadam, jamás había atacado o matado o incluso amenazado (esas son sus palabras) a ningún estadounidense". FALSO. A continuación Hitchens se esfuerza en explicar que durante la guerra del Golfo, o cuando Sadam dio refugio a terroristas que habían asesinado a estadounidenses, Sadam llegó a matar a estadounidenses. Técnicamente es falso porque Moore usó la palabra "murdered", no "killed". La primera tiene una connotación necesaria de intencionalidad y premeditación que la segunda no tiene. En español la diferencia entre matar o asesinar no es tan grande como en inglés, ya que salvo en derecho penal, ambas palabras se usan indistintamente. La versión doblada de la película dice acertadamente: "una nación que nunca había asesinado a un solo ciudadano estadounidense". Durante la Guerra del Golfo murieron efectivamente soldados americanos a manos de las fuerzas iraquíes, pero eso no son asesinatos ni los resultados de amenazas terroristas que pudieran justificar un bombardeo sobre Bagdad (que son las imágenes que salen en el documental tras el discurso de Bush en el que dice que Irak era una amenaza donde se muestran las bombas cayendo sobre Bagdad). Moore aclara en una entrevista los diferentes matices de ambas palabras, aunque efectivamente habría sido menos controvertido si lo hubiese explicado mejor. En cualquier caso, Hitchens que se vanagloria de haberlo pillado en otra "flagrante falsificación", "esas son sus palabras", debería haber prestado más atención y haberlas entrecomillado, en vez de haber usado la versión que más le convenía y obviar, una vez más, el contexto de la frase y el mensaje de la película. Podríamos pensar que Moore se escapa por un matiz  sin importancia, pero el propio Hitchens hace hincapié en ese matiz cuando unos días después de que Moore lo explicase públicamente, Hitchens corrige a su entrevistador con vehemencia cuando éste le dice que Bin Laden mató a 3000 americanos: "asesinó, asesinó, asesinó". El vídeo no está disponible, solo la transcripción, así que no podemos ver Hitchens lo dice con ironía o realmente puntualizando a su entrevistador.

9. Moore cuestiona el carácter voluntario de alistarse al ejército, casi sugiriendo que la mili forzosa sería más justa o equitativa. FALSO. Más allá del hecho, tal y como dice Hitchens, de que algunos soldados tengan la piel más oscura que otros, lo que está claro que muestra la película es que es vergonzoso que los congresistas que mandan a la juventud a la guerra no tienen a sus hijos en el ejército que va a jugarse la vida bajo sus órdenes. Y no es un dato anecdótico, sino digno de una denuncia pública que el sistema de conscripción, al igual que el económico o penitenciario en EEUU, debe adolecer de un mal funcionamiento cuando termina con resultados radicalmente diferentes en función del color de la piel. Eso, junto con el complejo militar industrial de Eisenhower o la manipulación de los asesores de imagen que usan los políticos, no es algo que se deba minimizar, sino algo que por el contrario merece la pena gritar a los cuatro vientos en un documental de masas, especialmente en EEUU. Pero Hitchens lo retuerce para sugerir que Moore apuesta por el sistema de reclutamiento forzoso, y eso sí que es una mentira y una ocultación del argumento que pretende Moore al ir al Congreso a denunciar que los hijos de los congresistas no van a la guerra.


10. Michael Moore teme debatir con Christopher Hitchens. PROBABLEMENTE CIERTO. Quizás sea lo único en lo que Hitchens tenga razón de verdad. No se puede concluir otra cosa si tenemos en cuenta que ambos son dos polemistas que buscan la confrontación y van a cualquier invitación de sus contrincantes a exponer sus argumentos. A parte del debate de Telluride que tuvo lugar dos años antes de la película y de la subsiguiente respuesta de Hitchens con su artículo "Las mentiras de Michael Moore", lo cierto es que Moore nunca respondió al reto de Hitchens: "Cuando quieras Michael. Hagamos Telluride otra vez". Lo que no parece tan cierto es que Moore haya dicho que "no aparecerá en programas de televisión donde puede enfrentarse a preguntas hostiles". Eso va en contra del carácter provocador de sus estrategias mediáticas, y además va en contra del hecho de que, después de que Hitchens dijera eso, se entrevistó con Bill O´Reilly que ciertamente es anti-Michael Moore.

Algunas otras acusaciones son de menor entidad, pero más que reveladoras de la complicidad con los neocons de Bush, que a veces realmente lo parece, quiero pensar que revelan la profunda antipatía por Michael Moore, por su sensiblería en algunos casos, por su populismo, y por lo que Hitchens considera su demagogia y propaganda. Lástima que esta manía por Moore le impida ver el fondo del asunto.

Dentro de esas mentiras menores estaría la de acusar a Bush de vago o torpe en sus declaraciones (que triste convertirse en un pro-Bush hasta ese límite), o la de manipular el sentido de la cita de George Orwell con la que finaliza su película:
"Las palabras están tomadas de 1984 y consisten en un análisis en tercera persona de una guerra hipotética, infinita y artificial entre tres superpotencias. La clara intención, extraída tan torpemente como este [...], es sugerir que no hay distinción moral entre Estados Unidos, los talibanes y el partido Baaz, y que la guerra contra la yihad no tiene razón de ser."

Una nueva falsedad por parte de Hitchens, ya que menciona las tres superpotencias del libro "1984" y a continuación habla de EEUU, los talibanes y los partidarios de Sadam, como si Moore hubiese hecho una metáfora entre las superpotencias ficticias y los otros tres gobiernos. Una vez asentada esta manipulación, concluye que Moore establece una equivalencia moral entre las partes implicadas. Pero cualquiera que vea la película y medio-conozca el libro de Orwell, se dará cuenta que Moore ni compara a unos con los otros, ni establece una equivalencia entre EEUU y los fundamentalistas religiosos u otros dictadores. Moore habla del encanto que se ejerce sobre la población civil al ser constantemente adoctrinada en la necesidad de la guerra, al ser militarizada. Y todo eso se hace con el coste de los más débiles y los más pobres, tal y como dice la cita y muestran las imágenes mientras el narrador habla. El estamento militar se hace tan poderoso que a veces ganar la guerra no es el objetivo principal, sino hacerle creer el pueblo que necesitamos ir a la guerra, y apartar su atención de los asuntos que les podrían importar. Y esto tan literariamente seductor y tan políticamente descabellado, lo acepta el propio Hitchens en este artículo cuando asume que el "complejo militar industrial" de Eisenhower no es ninguna novedad ni es valiente denunciarlo.

Lo que dice la cita de Orwell al final de la película, y que Hitchens no transcribe en su artículo, quizás por temor a que su manipulación sea demasiado evidente, es lo siguiente:

"No se trata de si la guerra es real o no. La victoria no es posible. No se trata de ganar la guerra, sino de que ésta sea constante. Una sociedad jerarquizada, solo es posible si se basa en la pobreza y la ignorancia. Esta nueva versión es el pasado, y no ha podido existir un pasado diferente. En principio el fin de la sociedad es mantener a la sociedad al borde de la hambruna. La guerra la hace el grupo dirigente contra sus propios sujetos, y su objetivo no es la victoria, ya sea sobre Eurasia o Asia Oriental, sino mantener la propia estructura social intacta."
En realidad esta crítica parece que solo es una excusa para espetar a Michael Moore que se haya atrevido a tocar a George Orwell, ya que Hitchens escribió un libro sobre él y presume de saber mucho sobre el tema. Es cierto que el párrafo que transcribe en su artículo, sacado de "Notas sobre el nacionalismo" de Orwell, podría suponer un problema para Moore, ya que pinta a los pacifistas como anti-americanos, aunque yo creo que Moore ni es pacifista ni es anti-americano. O también puede ser una excusa para usar ese párrafo, pero ello no significa que Moore haya manipulado el sentido de la frase de 1984, ni tampoco que establezca equivalencias morales entre todas las partes implicadas... lo cual nos lleva a su siguiente polémica con Noam Chomsky.

Para ver una entrevista de Hitchens hablando de Fahrenheit 9/11, hacer click aquí.
Para una crítica a la película se puede descargar este pdf, o ver la película asociada FahrenHype.

POLÉMICA CON NOAM CHOMSKY

Esta polémica es más calmada, si acaso porque Chomsky no busca el chascarrillo como Michael Moore, pero también porque Hitchens reconoce que Chomsky ha sido un "tutor moral y político" por el que siente "una vieja admiración" pero que está perdiendo sus cualidades al establecer equivalencias morales entre EEUU y sus enemigos. Aunque Hitchens sitúa esta ruptura con Chomsky meses antes del 11-S, no he visto ninguna disputa pública con Chomsky anterior al atentado.

EQUIVALENCIA MORAL (COMPARAR EL 11-S CON LOS CRÍMENES DE EEUU)

Hitchens escribió tres artículos, aunque este libro solo recoge uno, sobre el bombardeo que Clinton ordenó sobre una fábrica farmacéutica en Sudán. Lo calificó de crimen de guerra y dijo que era una maniobra de distracción para desviar la atención pública del escándalo Lewinsky que estaba soportando Clinton, por el que siente especial desprecio, quizás como antesala a la despreciable metamorfosis que, según George Galloway, había sufrido Hitchens.

Cuando sucedió el 11-S, Chomsky lo comparó con ese bombardeo sobre Sudán. Ambos condenaron ambas atrocidades. La polémica vino porque según Hitchens, "Chomsky comparó fríamente el plan del 11 de septiembre con la incursión estúpida, cruel y cínica que Bill Clinton ordenó en Jartum en agosto de 1998", y al hacerlo pareciera estar inflando la tragedia de Sudán para poder minimizar la de EEUU y establecer una especie de equivalencia moral que exonere a los terroristas y su mundo de fanatismo. Según Hitchens, lo que busca Chomsky al comparar ambos crímenes es tratar de culpar a EEUU, aunque para ello tenga que relegar la condena a Bin Laden en un segundo plano, o incluso no condenarlo, sino justificarlo, por hablar en nombre de los musulmanes oprimidos por un país, EEUU, que se merecía el 11-S. Esta es la posición de Hitchens que repite diez años después de la polémica, en un nuevo artículo llamado "Las locuras de Chomsky", en el que responde a los comentarios de Chomsky sobre el asesinato de Bin Laden. Chomsky ya se defendió de la acusación de establecer equivalencias morales frente a Tim Sebastian, en su primera aparición en HardTalk. Y cuando nuevamente Hitchens le acusa de usar equivalencias morales, que según Hitchens significa en definitiva justificar un crimen con otro, Chomsky le vuelve a recordar hace unos días que el único que se mostró interesado en comparar ambos crímenes, en el plano moral, fue Hitchens, quien precisamente abrió uno de sus artículos planteando la cuestión de si se podían comparar y si se debían comparar ambos crímenes. Hitchens analizaba en dicho artículo los motivos e intenciones de ambos crímenes, pero eso es algo que Chomsky rechazó en su respuesta al artículo de Hitchens: "Si él quiere considerar esas preguntas, bien, pero yo no lo planteé ni lo discutí antes, y tampoco lo haré ahora".

Ya en su primer artículo tras el 11-S, el matiz comparativo que introdujo Chomsky era: "en términos de números de víctimas". Tan solo en ese contexto Chomsky compara uno con otro. Y ese matiz es consecuente con la diferencia jurídico-penal entre tipicidad y antijuridicidad, que Chomsky aplica en otros ejemplos históricos en los que compara el número de víctimas causadas por EEUU con las causadas por sus enemigos. Comparar dos hechos no significa justificar alguno de ellos, ni entrar a valorar a sus autores como si se trataran de la misma persona o actuaran bajo las mismas circunstancias. Goldhagen lo explica mucho mejor en su libro "Peor que la guerra", donde aclara que una cosa es definir, otra explicar y otra tercera juzgar moralmente. Si matan a cientos de miles de personas con una bomba atómica (como hizo EEUU) o si matan a 3000 personas (como hizo Al-qaeda), ambas acciones son asesinatos de masas, aunque las motivaciones y las intenciones sean diferentes. A continuación un extracto del libro de Goldhagen que he empezado a leer y que explica bien esta diferencia:


Mucha gente, sobre todo los estadounidenses, siente que no está bien, y que resulta ofensivo, dar el mismo trato a Truman que a Hitler, a Josif Stalin, a Mao Zedong y a Pol Pot. ¿Por qué? Estos cuatro últimos asesinos fueron monstruos en toda regla. Eliminaron a millones de personas porque consideraban basura humana a determinadas personas, u obstáculos para su poder o para sus metas milenaristas o imperiales. Truman, sin embargo, no fue un monstruo de ese tipo. Mientras que los asesinatos en masa de esos monstruos eran una expresión orgánica de sus inveteradas ideas racistas o ideológicas y de sus aspiraciones políticas, el asesinato de masas de Truman fue accidental, debido a una confluencia de circunstancias que él mismo habría preferido que nunca se hubiera producido. Mientras que aquellos monstruos planearon, e incluso anhelaron, matar a millones, y crearon instituciones explícitamente para esos cometidos, Truman se habría alegrado de que la historia hubiera tomado otro rumbo. Mientras que cada uno de aquellos monstruos mataba como parte integrante de su utilización del poder, lo hizo durante la mayor parte del tiempo que estuvo en el poder y habría seguido haciéndolo si hubiera seguido en el poder, Truman mató en un escenario muy específico, en el contexto de una guerra brutal y extremadamente destructiva que Japón desencadenó contra Estados Unidos, empezando con un ataque por sorpresa en Pearl Harbor contra la flota estadounidense del Pacífico. Tras destruir gran parte de Hiroshima y Nagasaki, Truman se detuvo. Cuando uno mira a cada uno de los otros cuatro no es difícil concluir que, si el término es aplicable a los seres humanos, cada uno de ellos era un monstruo. Cuando uno mira a Truman ve a un hombre, por lo demás convencional, que cometió actos monstruosos.

Y sin embargo, ninguna de esas distinciones se ciñe a la definición de asesinato en masa. Ninguna sugiere que la naturaleza de los actos de Truman y de los de los otros cuatro sea diferente. Cada distinción, más bien, se refiere o bien a las diferencias de los motivos por los que actuaron los cuatro monstruos y Truman, o bien a cómo deberíamos evaluar moralmente a los cuatro y a Truman. Ninguna consigue que el asesinato deliberado de los niños japoneses de Hiroshima y Nagasaki por parte de Truman sea un acto menos homicida de masas que el asesinato deliberado de niños judíos, ucranianos, chinos o camboyanos por Hitler, por Stalin, por Mao o por Pol Pot.

Es probable que esta incapacidad de distinguir entre definir un acto, explicarlo y juzgarlo moralmente lleve a muchos a resistirse a poner a Truman en el banquillo junto a los mayores monstruos de nuestra época. No obstante, parece claro que Truman debería haber comparecido ante un tribunal para responder de sus actos. Puede debatirse cuál habría sido el juicio y la sentencia —comparados con los de los otros cuatro— de tal tribunal. Truman no fue ni un Hitler, ni un Stalin, ni un Mao ni un Pol Pot. En ese sentido, las valoraciones intuitivas de la gente son acertadas. Pero eso no debería impedirnos considerar sus actos como lo que son.

La dificultad de mantener la distinción entre las tres tareas (la definición, la explicación y la evaluación moral) hace más confusas las consideraciones sobre el asesinato de masas. La pasión por atribuir la censura, la culpa o la responsabilidad moral resta importancia a los otros dos cometidos, normalmente más sosegados. Ocurre constantemente en las discusiones sobre el Holocausto, el nombre dado a la aniquilación de los judíos europeos por los alemanes. Si no debe juzgarse del mismo modo a Truman que a Hitler, entonces sus actos, como reza la cadena de pensamiento defectuosa y retrógrada, no podrían ser iguales. De modo similar, si sus actos no pueden explicarse de la misma forma, entonces no pueden ser de la misma naturaleza. Hitler asesinaba a los judíos porque era presa de una ideología, de una fantasía, que sostenía que los judíos eran la fuente de los males de este mundo. Truman, que no obedecía a ninguna fantasía de ese tipo, aniquiló a los japoneses de Hiroshima y Nagasaki por otras razones, aunque no del todo claras: puede que fuera su convicción de que era una forma justa de acelerar el final de la guerra (aunque, como Truman sabía, la matanza no era necesaria para acabar la guerra de inmediato), o puede que fuera para demostrar el poderío estadounidense a los soviéticos ante la emergente confrontación de la guerra fría. Pero estas distintas explicaciones no implican que una matanza sea un asesinato de masas y la otra no.

De hecho, podemos calificar la aniquilación de la población de Hiroshima y Nagasaki por parte de Truman de asesinato de masas, y a la persona de asesino de masas, poniendo a Truman y sus actos en la misma categoría genérica que Hitler y el Holocausto, que Stalin y el gulag, que Pol Pot, que Mao, que Saddam Hussein, que Slobodan Milosevic y sus víctimas, sin dar la misma explicación para los actos de Truman que para los de los demás, y sin juzgar que moralmente sean equivalentes.
En su reciente intervención en el 75 aniversario del Syracuse Peace Council, en el turno de preguntas, Chomsky rechaza que él dijese que el bombardeo sobre la fábrica de Sudán hubiese sido peor que el 11-S. De hecho acusa a Hitchens de habérselo inventado, y de haber sido el propio Hitchens el que dijo eso. Aunque mi preferencia por Chomsky es clara, debo decir que no es cierto lo que dice: si alguien dijo que lo de Sudán fue peor que lo del 11-S, aunque solo se refiriese al número de víctimas, fue Chomsky, no Hitchens. ¿Le empezará a fallar la memoria a Chomsky? La pregunta no va con segundas. Lo que le podría haber espetado Chomsky a Hitchens era que es un manipulador que hace uso de la muy conocida acusación  de equivalencia moral, para acusar de relativismo moral a sus contrincantes y esconder el hecho de que no quiere asumir responsabilidad por las acciones de EEUU. Y habría estado en lo cierto, porque Chomsky dejó muy claro en su momento y en reiteradas ocasiones que condenaba el 11-S, aunque tampoco se negaba a denunciar el historial criminal de EEUU y sus aliados, y que ello no implicaba justificación para el uso de la violencia, aunque sí para explicarla o entenderla. Y habría seguido teniendo razón, en mi humilde opinión. Sin embargo, creo que ha metido la pata hasta el fondo al acusar a Hitchens de haber dicho algo que no dijo, de hecho, dice que lo cita:


"Él ha estado produciendo salidas de tono histéricas durante 20 años. Simplemente las ignoro, no merecen ser respondidas. Pero si realmente quieres mirar... por ejemplo, esto es de uno de sus casos principales; él dice que yo sostengo que el bombardeo en Sudán de Clinton es peor que el 11-S. Puedes comprobar lo que escribí entonces, es pura invención. Pero hay algo mucho más interesante. Hay mentirosos, y mentirosos descarados. Realmente hay una persona que en efecto dijo que el bombardeo de Sudán fue mucho peor que el 11-S: Christopher Hitchens. Pueden encontrarlo, lo he citado. Entonces, ¿tiene sentido responder a Hitchens? Es como responder a un comisario soviético."
LA CORTINA DE HUMO

Además escribió que otros Chomskys de la época negaron que el ataque fuera una maniobra para desviar la atención por el caso de Monica Lewinsky, lo cual encuentro bastante dudoso en un doble sentido. Lo primero es que a algunos izquierdistas (pero no a Chomsky) les pega haber dicho una cosa así, y lo segundo es que a Hitchens no le pega sospechar una cosa así. A todo esto Chomsky contestó con un silencio premeditado sobre la vida sexual de Clinton así como sobre la falta de pruebas de que se tratase de una cortina de humo. Como suele ser costumbre en Chomsky, habla cuando tiene pruebas y calla sobre asuntos personales como la vida sexual, aunque sea de sus contrincantes.

Además con todo esto de la cortina de humo a cuento del escándalo Lewinsky, Hitchens argumenta desesperadamente para involucrar a Chomsky entre quienes silenciaron el bombardeo de Sudán, pero al final solo consigue caer en una contradicción. Si la cortina de humo, es decir, si hablar del bombardeo para que Clinton subiera en las encuestas justo cuando declaraba Lewinsky, beneficiaba a los demócratas, ¿por qué dice a renglón seguido que "en algunos sectores progresistas se tenía la sensación de que hablar mucho de la atrocidad era dar munición a los republicanos? ¿Querían los demócratas (que por cierto no se parecen en nada a Chomsky y compañía) hablar mucho de la atrocidad para tapar el escándalo sexual o no querían hacerlo para no darle munición a los republicanos? ¿Y qué ha querido Chomsky al silenciar supuestamente lo de Sudán? ¿Dar munición a los republicanos o no participar en una cortina de humo en la que no cree, y en la que en todo caso, no colaboraría por alergia a airear asuntos privados de carácter sexual o por aversión a Clinton, (al igual que hacia cualquier otro presidente de EEUU de las últimas décadas)? Hitchens se encierra aquí en un argumento ridículo.

RACIONALIZAR EL 11-S CON LA POLÍTICA DE EEUU EN ORIENTE MEDIO Y LA ACUSACIÓN DE RACISTA

Sea como fuere la acusación de fondo más relevante es que Chomsky defiende el argumento de que quien siembra vientos recoge tempestades, y que EEUU se mereció de alguna forma el atentado, pero "en ningún sentido se pueden presentar los acontecimientos del 11 de septiembre como constituyentes de esa represalia, ni desde el punto de vista legal, ni desde el punto de vista moral", según Hitchens. Engloba a Chomsky junto a Zinn, Finkelstein y Husseini cuando dice que son todos unos masoquistas que promocionan el auto-odio intentando racionalizar los ataques del 11-S a través de la política exterior de EEUU en Oriente Medio.

Chomsky respondió que no era posible que Hitchens ignorase la dimensión del ataque a la fábrica farmacéutica, porque de hacerlo estaría aplicando unos criterios diferentes dependiendo de la nacionalidad del país atacado. En concreto Chomsky defiende que el número de víctimas en Sudán, no solo fueron las que murieron directamente en el ataque, sino todas las que indirectamente se vieron afectadas por falta de medicinas, de la misma forma que se cuentan las víctimas indirectas en las masacres de Hitler o Stalin. Quedarse solo en las víctimas del día cuando se trata de Sudán, sería una conclusión racista. Y con ese condicional, Chomsky afirmó que Hitchens no podía estar queriendo decir lo que decía. Pero Hitchens aprovechó la ocasión para mosquearse por haber sido acusado de racista, cuando no fue así. Hitchens le recordó que ya era consciente de las muertes que supondría quedarse sin medicinas a un país tan pobre, y que escribió sobre ello, de manera que no podía ser cierta la supuesta "tendencia hacia el desprecio racista". Chomsky contestó que él no había dicho eso, sino lo contrario: que como Hitchens no es racista, sus palabras y sus consecuencias no puede haber querido decirlas, porque éstas implicarían un "desprecio racista". Pero Chomsky no dijo que Hitchens tuviese una tendencia al desprecio racista. Sin embargo, en defensa de Hitchens se podría decir que Chomsky en realidad parecía no haber leído que Hitchens escribió sobre el gran número de víctimas que se derivaría del bombardeo de la fábrica. Chomsky se esfuerza en argumentar que hay que tratar todos los casos por igual, independientemente de si se trata de un país africano con nacionales de otra etnia, o no. Tratarlos por igual implica que en todos los casos el número de víctimas no solo es el que produce el hecho concreto en sí, sino el número que se produce debido a sus consecuencias. El número de víctimas del bombardeo de Sudán fue muy elevado teniendo en cuenta todos los que morirían por no tener suministros médicos en un país pobre. Pero Hitchens ya había escrito sobre eso. Si Chomsky se hubiese limitado a constatar eso, y no hubiese usado complicados condicionales para sugerir un racismo implícito en las palabras de Hitchens (aunque no una tendencia en él, como falsamente exagera Hitchens), no habría perdido este punto del debate con Hitchens.

Sobre la guerra de Bosnia, dice Hitchens que Chomsky la entendía como una agresiva persecución hacia los serbios. Chomsky responde que eso es "pura invención", que él siempre se ha referido a los motivos de esa guerra usando fuentes oficiales que decían claramente los motivos de la guerra.

El penúltimo intercambio de opiniones directas entre ambos analistas lo constituye una pequeña nota que sacó Chomsky en respuesta a otra nota de The Nation que hablaba de las discrepancias de ambos en cuanto a las raíces del terrorismo. En su nota, Chomsky decía que ya había respondido a Hitchens sobre las falsedades que había dicho sobre él, pero que sobre lo fundamental, que es la raíz del terrorismo, apenas habían debatido, y que por tanto, no existía tal desacuerdo:

NO DEBATE
Boston
A notice ["On the Web," Nov. 5] refers readers to the "Chomsky-Hitchens debate on the roots of the terrorist attacks" on the Nation website, one of several such misleading references. There is no such debate. I responded to specific false charges on various topics, unambiguously refusing to enter into a debate in that context. The roots of the September 11 attacks were scarcely mentioned, with no disagreement that I can perceive.
NOAM CHOMSKY
EL GENOCIDIO SILENCIOSO

A esta nota respondió Hitchens en su artículo "Los fines de la guerra" diciendo irónicamente que estaba de acuerdo, que sus diferencias con Chomsky no eran políticas, y resaltaba que Chomsky decía que se estaba planeando un genocidio silencioso en Afganistán que elevaría el número de víctimas a 3 o 4 millones. Parece deducirse de su ironía que el desacuerdo está, nuevamente, en el número de víctimas. Hitchens abre su artículo diciendo que la guerra está siendo un éxito porque, entre otras cosas, apenas hay bajas civiles y se está llevando a cabo con esmero para evitar daños colaterales. Y al cerrar el artículo cita a Chomsky para mostrar que él se equivocó en su suposición del número de bajas. En realidad ambos tienen un problema en esta sub-polémica.

Hitchens, porque se agarra al dato numérico, obviando el argumento principal que trataba de hacer Chomsky: la responsabilidad moral de EEUU al asumir como posible un resultado humanitario catastrófico, y esas eran realmente las previsiones más creíbles con las que se contaba entonces, al menos más creíbles que la propaganda militar que usaba Hitchens. Hitchens se limita a decir que Chomsky se equivocó en su previsión, pero realmente Chomsky se limitó a decir lo que la ONU dijo, si alguien se equivocó fue la ONU, y aún así, la cuestión es irrelevante si lo que tratamos de dilucidar es la responsabilidad moral de llevar a cabo una intervención asumiendo que puede llevar a la muerte por hambruna de 3 o 4 millones de personas. Chomsky lo explica muy bien en su entrevista en HardTalk.

¿Y Chomsky? Chomsky mencionó en repetidas ocasiones el "genocidio silencioso", y en algunas frases lo da como que estaba sucediendo en ese momento: "Parece que lo que está ocurriendo es una especie de genocidio silencioso". Pero una frase después dice: "Indica que sea lo que sea lo que pase, no lo sabemos, pero se están haciendo planes y se están implementando programas bajo la suposición de que puede llevar a la muerte a millones de personas en las próximas dos semanas." Los críticos de Chomsky se agarran a la primera frase y esconden la segunda, en la desesperación de encontrar errores en Chomsky. Pero habría que reconocer que es equívoco ubicar lo que dijo la ONU en su sección "¿Qué está sucediendo en este momento?", ya que de una manera u otra, está dando crédito a ese pronóstico. Quizás hubiese sido más clarificador titular su sección "¿Qué está a punto de ocurrir y que se está planeando ahora mismo?", para diferenciar el pronóstico de la ONU, de la responsabilidad moral de EEUU por planear un ataque teniendo en cuenta el anterior pronóstico (independientemente de que éste se cumpla o no).

Dejando aparte la cuestión de la responsabilidad moral, que está claro que tenía razón Chomsky, ahora ya podemos preguntarnos quién tuvo razón con respecto a la aritmética, Hitchens o Chomsky, o mejor dicho, la propaganda militar de EEUU o la ONU. No es fácil porque el conteo total de bajas es algo que EEUU ha intentado ocultar, y no hay cifras oficiales. La página de bodycount hace un esfuerzo recopilando datos de múltiples fuentes. Después de echar un vistazo la conclusión sería que ni Hitchens ni Chomsky tenían razón, porque las víctimas no han sido tan pocas como pronosticaba Hitchens, ni tantas como sugirió Chomsky aunque solo fuera haciéndose eco de lo que decía The New York Times y la ONU.

Se puede seguir la toda la polémica Hitchens-Chomsky, con sus textos originales en inglés y ordenados cronológicamente, en el siguiente link. 

DISCREPANCIAS, INCOHERENCIAS Y ARGUMENTOS PARA LA GUERRA

Si tuviera que sacar la esencia de las discrepancias con Chomsky, en realidad de sus discrepancias con la izquierda anti-imperialista en general, todas ellas emanan de una negativa a sacar conclusiones sobre la responsabilidad de EEUU, así como de la supuesta equivalencia moral de una cultura con otra, de un fanatismo religioso con una democracia imperfecta. Una vez que la tragedia se cierne sobre las víctimas del 11-S o de cualquier otro atentado, el enemigo pasa a ser el radicalismo islámico, ese elemento cambia todo para Hitchens y ya no hay lugar a cuestionar la política exterior estadounidense. Hacerlo supone apoyar a los terroristas. Esta negativa a razonar lo obvio, a explicarlo, es impropio de un ilustrado ateo que proclama la razón como la mejor guía para el ser humano.

Su obsesión con el islam es ahistórica por lo que respecta a otras explicaciones plausibles. Y aunque no se puede decir que sea un César Vidal en absoluto, por muchos motivos, pero también porque Hitchens reconoce que la civilización musulmana ha enseñado mucho a occidente, considera que hubo un momento en la historia en la que el islam entró en una deriva catastrófica. Dicha deriva en su versión más radical, es el wahabismo, Osama Bin Laden, los talibanes... esta gente no distingue a civiles de infieles.

Pero intentar no sacar ninguna conclusión, ninguna responsabilidad por haber utilizado al fundamentalismo islámico, va contra toda lógica, y además es deshonesto porque el propio Hitchens reconoce que EEUU ha usado el fundamentalismo religioso como aliado, y hasta cierto punto el también se preguntaba por la responsabilidad de EEUU justo después de los atentados del 11-S. Así al menos lo veo yo, cuando da cabida en su artículo "La mañana después" a las inquietantes preguntas que se hacía la comunidad universitaria con la que trataba el día después del atentado.

Mientras los teléfonos móviles todavía suenan entre los escombros, a la mayoría de la gente le parece indecente preguntarse si Estados Unidos ha hecho algo para granjearse un odio tan exacerbado. En realidad la sola idea, de momento, es un tabú. Algunos senadores y congresistas han hablado de la aversión que sienten ciertos elementos siniestros y sin nombre hacia la libertad y la prosperidad de Estados Unidos, como si fuera natural que un país tan feliz y exitoso inspirara envidia y celos. Pero ese es el límite del pensamiento permisible. [...] En la universidad donde escribo esto, hay algunos estudiantes y profesores dispuestos a aventurar elementos de la política exterior  estadounidense. Pero lo hacen con muchas precauciones, y sonarían como apologistas blasfemos si sus palabras se retransmitieran en directo. Así que el análisis, si ha de haber uno, ha quedado indefinidamente pospuesto."
La negrita es mía, para resaltar que una vez que el gran peligro del islam se asocia con el terrorismo, no cabe ningún análisis más profundo sobre la responsabilidad de los propios actos. Sobre la oportunidad y la conveniencia de reflexionar sobre la política del bando de las víctima escribí con mayor detalle en la sección "El 11-S y sus consecuencias; prohibido preguntar por qué" de mi post sobre el libro de Robert Fisk.

La respuesta de Hitchens ante la negativa a reflexionar no me parece convincente:

"Estar en contra de la racionalización no es lo mismo que oponerse a razonar. Por supuesto que debemos responder al desafío a nuestro entendimiento. Creo que las fuerzas que representan al-Qaeda y los talibanes son fáciles de comprender, pero no es fácil coexistir con ellas. También creo que haríamos bien en tomarles la palabra. [...] Y también pienso que contiene un grave peligro de eufemismo, porque supuestamente vincula el asesinato en masa de nuestros ciudadanos con causas (como la emancipación de los palestinos que sufren la ocupación) que se abordan mucho mejor por sí solas. Proponer la relación significa inevitablemente adular a al-Qaeda, aunque sea de forma indirecta. Si parece que exagero, les ruego que consideren este fragmento de la página 39 del libro más reciente de Chomsky, Una nueva generación dicta las reglas:"
 A continuación Hitchens cita a Chomsky,
"[...] Si los partidarios de la tesis de la "repetición de Bosnia" la defienden seriamente, sin duda deberían haber pedido el bombardeo [...] de Washington y de Londres [...] para no permitir que se produjera en Timor Oriental una repetición de los crímenes que Indonesia, Estados Unidos y el Reino Unido perpetraron allí durante un cuarto de siglo. Y cuando la nueva generación de líderes se negó a buscar una meta tan loable, deberían haber llevado a los ciudadanos a hacerlo ellos mismos, quizás uniéndose a la red de Bin Laden. Estas conclusiones se derivan directamente, si asumimos que la tesis quiere ser algo más que una apología  de la violencia de Estado."
He subrayado en negrita los dos condicionales, porque precisamente el argumento de Chomsky no es animar a la gente a que se una a Bin Laden, sino demostrar por reducción al absurdo que la premisa de la que se parte no puede ser válida. Si X fuera cierto, entonces la consecuencia lógica sería Y, y como resulta que Y es claramente absurdo, entonces X no es válido. Es realmente sencillo, pero si quieres sacar fuera de contexto una frase, como hace Hitchens, está claro que lo puedes complicar cuanto quieras.


¿Cómo puede Hitchens eludir juzgar a EEUU por sus acciones? ¿Cómo puede callar el que fuera el implacable fustigador de Henry Kissinger? La respuesta parece ser la entrada en escena del fascismo teocrático. Ese parece ser el único origen de todo ese mal. La prueba del algodón que aplica para llegar a esta conclusión es que ningún chileno ha atentado contra las Torres Gemelas a pesar de que EEUU apoyó la dictadura de Pinochet, una dictadura que duró décadas y que se saldó con muchas torturas y muchas violaciones de los derechos humanos. Y parece que no soporta coincidir con ningún corolario del anti-americanismo de los fanáticos musulmanes (aunque no le importa coincidir con la derecha, o que la derecha coincida con él, como él mismo dice, quizás acertadamente). Cabe preguntarse si Osama Bin Laden, recientemente muerto ("asesinado, asesinado, asesinado"), hubiese dicho que era ateo, ¿se hubiese hecho creyente Hitchens solo por no coincidir con el fanático terrorista?

"Podría suscribir en cualquier momento cualquiera de las siguientes frases:
[...]
-Los Estados Unidos de América han patrocinado regímenes predadores en cinco continentes.
-Los Estados Unidos de América exportan violencia por medio de ventas de armas y clientes malvados.
Probablemente pueden añadir algunas más. Sin embargo ninguna de las frases anteriores significa lo mismo si va precedida de las palabras: "Como Osama Bin Laden y sus devotos seguidores nos han recordado recientemente...". Es decir, no significaría lo mismo políticamente, y no significaría lo mismo moralmente. Es vergonzoso que tanta gente interesada en esta revista necesita lo que Noam Chomsky habría llamado, en otras circunstancias, instrucción en lo elemental."

Lo que está diciendo es que las mismas palabras tienen diferentes significados dependiendo de quién las diga. Pero si X es cierto, lo es, lo diga fulano o mengano. Otra cosa es el uso político y las diferentes consecuencias morales que se derivan de las diferentes explicaciones de cada sujeto. Y según Hitchens, el uso político que Chomsky y la izquierda le dan a esas frases es el mismo que Bin Laden porque terminan culpando a EEUU y solo después responsabilizan a Bin Laden como mero trámite. De ahí el título de uno de sus artículos incluidos en el libro: "Culpando primero a Bin Laden". Pero culpar primero a Bin Laden, como responsable directo de sus asesinatos, es algo que toda la izquierda hace, incluído Chomsky. El responsable siempre es el criminal y Chomsky lo deja claro, pero ¿es solo el único responsable? Pedirle a alguien que denuncia la política estadounidense que escriba más sobre el fascismo teocrático que sobre el imperialismo estadounidense es pedirle que cambie de trabajo. La especialidad de Chomsky es el imperialismo de EEUU, y siempre denuncia las violaciones de derechos humanos en cualquier país, pero se centra en su especialidad, en buscar en las raíces de las relaciones internacionales cuál es el peso y la influencia de su principal actor; los Estados Unidos de América.

Y no solo porque sea simplemente su área de trabajo. También por dos motivos suplementarios de mayor entidad moral:

1) La exigencia de responsabilidad de Chomsky para con EEUU y buena parte de occidente tiene sentido precisamente porque nosotros no somos fanáticos, porque se dirige a supuestas democracias que se han comprometido con el derecho internacional y el estado de derecho. Son precisamente los grandes valores que alimentan nuestras democracias, al menos en teoría, lo que rechina cuando se contrapone con nuestras prácticas en otros países. Y es precisamente ese compromiso exento de fanatismo, de teocracia, y rico en tolerancia y en derechos humanos lo que hace que se le pueda exigir coherencia con sus principios. Nada de todo esto le sería exigible a un fanático islamista cuya pretensión, y cuyas fuentes intelectuales, son borrar del mapa a Israel o matar a niños a diestro y siniestro. Haciendo de nuevo un paralelismo a la española, sería como cuando se nos acusaba demagógicamente a los que denunciábamos con vehemencia a los GAL, de olvidarnos de culpar primero a ETA o incluso de defender a los terroristas.. No puedes pedirle peras al olmo, y no puedes esperar que quien nunca reconoció un mínimo de moral decente pueda sentirse sonrojado por haber violado unos principios que nunca reconoció. Sin embargo, sí puedes, y debes, pedirle esa responsabilidad a los que dicen actuar en tu nombre, tus representantes democráticos, que sí se han comprometido pública para actuar de acuerdo con unas reglas legales y morales que nosotros compartimos. El ejemplo español hubiese sido todavía más demagógico, y por tanto la denuncia más necesariamente vehemente, si resultara que los GAL ayudaron y financiaron a la ETA. Algo totalmente absurdo en España, pero que es lo que ha sucedido en el plano internacional con EEUU y el fanatismo religioso y los regímenes dictatoriales que fueron subidos o mantenidos en el poder por EEUU, allá donde le interesaba al imperio. Lo que nos lleva al segundo motivo añadido.

2) Precisamente el papel de EEUU en el triunfo de esos fanatismos teocráticos que denuncia Hitchens, ha sido un elemento coadyuvante, y a menudo determinante, para el triunfo de los mismos. ¿Cómo se puede entonces ignorar esa responsabilidad? ¿Con qué honestidad intelectual puede uno posponer a un segundo plano el análisis ("si ha de haber uno" o debería posponerse "indefinidamente", según sus propias palabras) del responsable financiador que ayudó al que apretó el gatillo? ¿Se trata solo de contar el número de líneas que tiene un texto dedicado a EEUU o al fanatismo teocrático, y ver quién le dedica más condenas a quién? ¿No se tratará más bien de evitar hacerles pasar a las víctimas del 11-S el mal trago de saber que su gobierno era amigo y financiador de los asesinos de sus familiares? Pero ¿puede uno evitar un análisis, una verdad, un hecho, para no hacer daño a una víctima, especialmente cuando el responsable último del daño es de quien tu demandas protección... alguien que precisamente no le interesa que se sepa ni se le de publicidad a esos hechos? Todas estas preguntas se responden solas.

Con respecto a este segundo motivo, me podría ver obligado a reconocerle a Hitchens cierta coherencia, es decir, aceptar su negativa a sacar consecuencias morales y de responsabilidad sobre EEUU, el día que deje se olvide o deje en un segundo plano la responsabilidad de la religión musulmana en el mundo teocrático musulmán. Mientras tanto estará manteniendo una incomprensible incoherencia. Cuando acepte no atacar al Corán por su responsabilidad en las formas de teocracia que hay en algunos países árabes estará siendo coherente, aunque yo no lo compartiría. Y eso que el Corán no es ningún conjunto de personas que emitan decisiones, como el gobierno de EEUU. ¿Por qué en un caso insiste en culpar primero al autor material y en otro insiste en culpar primero al autor intelectual? ¿Por qué se niega a retroceder unas décadas para analizar la parte de responsabilidad de EEUU e incita a retroceder milenios para encontrar un responsable únco de las dictaduras y excesos de la teocracia musulmana? ¿Por qué se niega a analizar la responsabilidad del pasado de EEUU (pasado que él acepta como cierto) cuando son atacados por el radicalismo musulmán, "culpando a Bin Laden primero", y en cambio se ensaña con la religión como culpable primero de esas formas de gobierno fanáticas? Estas preguntas no se responden solas tan fácilmente. No sin especular con la honestidad intelectual, o concediéndole el beneficio de la duda que se ha ganado por ser un "contrarian" independiente, no sin dudar de la ceguera en la que ha caído por culpa de la virulencia, brutalidad e irracionalidad del enemigo religioso, especialmente el islam.
"Pero los enemigos todavía tienen el mismo aspecto; especialmente, el más tóxico de los adversarios, la religión: la forma más vil y despreciable de las que han asumido el egoísmo y la estupidez humana. El odio y frío constante hacia ella, sobre todo hacia la repugnante versión que es la yihad, me ha sustentado tanto como cualquier amor."
Y precisamente de incoherencia acusa a la izquierda. Esa izquierda que no se manifestaba cuando Milosevic o los talibanes eran apoyados por EEUU pero que después puso el grito en el cielo cuando se intervino en esos países. "¿No era eso tanta intervención como esta?", pregunta Hitchens. Dejando de un lado las diferencias entre una guerra con bombardeos y un apoyo a un dictador que también puede matar a su propia población, dejando de un lado el tema del autor que financia y apoya al que aprieta el gatillo, lo cierto es que no sé cuantos se manifestaron en contra de las iniquidades de EEUU cuando éstas todavía se tejían en el plano diplomático. Pero es lógico que el ciudadano medio reaccione con más energía ante una intervención o un bombardeo que ante un detestable  apoyo político. Es triste, pero es así. ¿Estaba Hitchens juzgando eso, o estaba juzgando la hipocresía de la izquierda, de sus columnistas, de sus escritores? Yo creo que estos últimos también han denunciado esos excesos, no los han descubierto a posteriori investigando en archivos. Al menos Hitchens no aporta pruebas de lo contrario. De manera que Hitchens no es el único que se puede colgar medallas de haber denunciado siempre las violaciones de derechos humanos.

Y la última, y quizás más grave acusación, a efectos prácticos, contra sus ex-compañeros de la izquierda, es que son incapaces de ver un peligro y de reaccionar a tiempo. Los acusa de que su opción inmovilista traería consecuencias peores que la guerra y de olvidar la hipótesis que el baraja como más probable:

"¿Y si funciona?¿Y si la intervención es un éxito? ¿Y si los pueblos kurdo e iraquí, liberados de su encarcelamiento y humillación surrealistas a manos de una familia criminal de psicópatas, pueden alcanzar su talla completa? ¿Y si Estados Unidos y sus aliados pueden ser lo bastante duros e inteligentes como para ayudar en este proceso, pero lo bastante listos como para saber cuando está completo?"

 Esta crítica inocentona del mundo de color de rosa, sintetizada en una entrevista en "60 minutos", junto con los argumentos a favor de la clarividencia de los neocons, la condena del islam, la ceguera de la responsabilidad de EEUU, la defensa de la ejecución de la guerra como una guerra limpia y sin daños colaterales, etc... ubica cada vez más a Hitchens muy lejos de la izquierda, y sorprendentemente cerca de la derecha más religiosa. Esto no tendría mayor importancia que coincidir en argumentos con enemigos de otras áreas, o que ellos coincidan contigo como se defiende Hitchens. Pero no es cuestión de coincidir, sino de fallar al cumplir unos mínimos críticos que como intelectual ha demostrado en el pasado, y que por ello ahora le son exigibles.

El rescate de los kurdos iraquíes en 1991 no les enseñó nada; querían dejar Bosnia y Kosovo a merced de Milosevic; no tenían nada que decir sobre la falta de intervención internacional en Ruanda. La forma de gobierno en Estados Unidos se divide ahora entre los que saben reconocer una nueva situación cuando la ven y los que no pueden y no lo harán.
En el último artículo del libro, "Una experiencia liberadora", finalmente me convenzo de que el intelectual y brillante ensayista que sabe crucificar a la religión y a Henry Kissinger por igual, se ha convertido definitivamente a la causa del anti-fascismo islámico con tanta devoción, que es capaz de babear acríticamente con toda la propaganda que nos vendía Bush y su séquito. Este artículo reproduce y sostiene todos los puntos de vista que el gobierno estadounidense nos iba vendiendo conforme se desarrollaban los acontecimientos. Mientras, la prensa nos contaba lo contrario, y denunciaba la burda propaganda de guerra que ideaban cada día, pero según Hitchens todo eso eran falsificaciones de la prensa: no se trataba de una ocupación militar sino de una "revolución social" con evidentes mejoras para el conjunto de la población, encontrar las armas de destrucción masiva era solo "cuestión de tiempo", el pueblo iraquí recibió a EEUU con los brazos abiertos, el perfil de los soldados estadounidenses no era el de un Rambo descerebrado sino el de un culto profesional que estaba sensibilizado con los derechos humanos y la corrección política para con otras creencias, el ejército de EEUU aplica filtros para no caer en las falsas denuncias de rencillas internas de los iraquíes o afganos, y así un largo y vergonzoso etcétera.

El vídeo en el que Hitchens le dice que se joda a la audiencia de Bill Maher, demuestra hasta que punto le cabrea la izquierda... incluso cuando se rien de George Bush.



LA MADRE TERESA DE CALCUTA

Hitchens participó en el proceso de beatificación de la Madre Teresa jugando el papel de abogado del diablo. Es curioso, y honesto, que llamaran a un reconocido ateo para dicho papel, y es gracioso que Hitchens terminara jurando por Dios decir la verdad. La opinión de Hitchens sobre la Madre Teresa de Calcuta es que era una radical contraria al Concilio Vaticano II, al aborto, al divorcio y en favor de la pobreza más que de los pobres.

"Cuando le concedieron el premio Nobel de la Paz, anunció que la mayor amenaza para la paz  mundial era... el aborto. [...] Elogiaba la pobreza, la enfermedad y el sufrimiento como regalos del cielo, y decía a la gente que aceptase esos regalos alegremente."

El dinero que obtenía se gastaba sobre todo en conventos en su propio honor, y aunque confiesa que nunca la acusó de llevarse dinero para sí misma, lo que era escandaloso era que el dinero se le daba con el fin de ayudar a los pobres y ella lo usaba para hacer proselitismo del fundamentalismo católico en los países pobres.

Sobre el proceso de beatificación y el milagro parejo Hitchens ironiza:

"En 2000, esta desafortunada chica sufría por lo visto un tumor, pero después de rezar a la madre Teresa ya no lo padeció más. Si eso no lo demuestra, no sé qué podría hacerlo."
El documental en el que participó Hitchens no deja en buen lugar a esta renombrada figurada religiosa.


PODER JUDÍO, PELIGRO JUDÍO

Hitchens piensa que los judíos estarían mejor en una tierra más tolerante como EEUU, pero también dice que al asentarse en Palestina les robaron la tierra a los palestinos. Y a causa del Holocausto y con la excusa de respetar la memoria de las víctimas se suele olvidar que la cuestión del robo de las tierras seguiría ahí, incluso aunque eliminásemos el factor religioso, ya que "seguiría habiendo una resistencia nacionalista árabe frente a la pérdida de su tierra" aún en el caso de que los colonos fueran holandeses o británicos.
Considera el antisemitismo como la quintaesencia de otros muchos venenos con un poder mortífero en el tiempo.

"El antisemitismo no es como otros prejuicios. A muchos blancos no les gusta otra gente con genes supuestamente africanos, pero no la acusan, o ni siquiera la sospechan capaz, de tomar Wall Street como preludio a la dominación mundial. Tampoco los acusan de asesinar a Jesucristo."

Y recuerda que los primeros antisionistas eran judíos que no compartían la idea de irse de sus respectivos países para juntarse en otra tierra. "Cuando los antisemitas dicen -judíos fuera-, los sionistas se ofrecen a organizar el viaje", ese es el viejo dicho de los antiguos judios antisionistas e izquierdistas.

También reconoce que "Israel se ha vuelto totalmente dependiente de la ayuda extranjera, especialmente un subsidio anual de 3000 millones de dólares de EEUU".

LA RELIGIÓN

El artículo con el nombre de "El futuro de una ilusión" bien pudiera ser el germen de su posterior libro "Dios no es bueno". Poco hay en él que no se haya comentado en mi post sobre el libro. Quizás algo que se me escapó en su momento es que la archiconocida cita de Marx de que "la religión es el opio del pueblo", ha sido históricamente descontextualizada, ya que Marx se refería al poder consolador y anestésico de la religión, no a su poder manipulador o controlador.

Pero la función consoladora de la religión o de felicidad ulterior no es realmente válida porque no proporciona felicidad, sino que al final termina causando guerras. La religión adopta dos elementos típicos del fascismo, como son el sentimiento de tribu y la represión sexual. Y es verdad que algunos sistemas ateos han adoptado esos elementos junto con la característica de la idolatría al líder, pero eso no significa que el fanatismo pueda adoptar una forma atea, sino más bien "que el fanatismo y la tiranía tienen una tendencia fuerte -cuando no ineluctable- a asumir una forma teísta." Bueno... si yo fuese un defensor de la religión podría darle la vuelta a este argumento y decir que la religión puede algunas veces tomar formas fascistoides que no son necesariamente propias de la religión, sino del totalitarismo.

Hitchens también se atreve a meterse contra el Dalai Lama (al que le dedica un artículo) y contra el budismo que puede ser tan cruel como cualquier otra fe. Sin embargo de la India opina que "es el país con el movimiento laicista más impresionante e inteligente".

En sus referencia a Martin Luther King y a Gandhi aclara que en ningún caso (en su libro posterior solo se salvaría el reverendo) la fuerza de sus palabras y sus acciones tenían un compromiso con lo sobrenatural. "Eliminen las referencias a dios de los discursos del doctor King y no pierden nada de su fuerza moral."

Aunque su análisis general de la religión es muy certero y profundo, al final de su artículo establece, con pésima lógica, la esencia de la teoría que sostiene:
"Nadie afirma que hay una línea directa que vincula la fe con el asesinato y la esclavitud. Pero es innegable que existe tal vínculo"
LA PELÍCULA LA PASIÓN DE MEL GIBSON

Mel Gibson quería hacer una película fiel a los hechos descritos en la Biblia pero fracasa al usar como fuentes a dos monjas antisemitas, al elegir mal los idiomas de la época y al usar los evangelios que no se redactaron hasta mucho tiempo después de los supuestos hechos que describen. Tampoco es fiel a los hechos esconder la desnudez de Cristo, que es como habría estado de ser verdad los Evangelios. Además los propios Evangelios han servido para diseminar el antisemitismo (versículos 10-19 del capítulo 19 del Evangelio de Juan) al señalar por boca de Jesús a los judíos como a los que lo entregaron para matarlo. Muy sagazmente, Hitchens puntualiza que el que diseño ese plan no fue ningún judío, sino Dios padre, que supuestamente ya sabía que los judíos lo condenarían.

COREA DEL NORTE

Hitchens visita Corea del Norte y lo considera el país con mayor devoción ciega, y absurda hacia sus líderes. La devoción por el líder supera cualquier cosa que Hitchens haya podido leer en los libros "sobre los excesos romanos, babilonios o incluso egipcios". Kim Il-sung murió pero todavía ostenta el cargo de Presidente, aunque realmente el que lleva el país es su hijo Kim Jong-il como si fuera su reencarnación. Por esta razón, le gusta decir a Hitchens, se trata del único país del mundo con un presidente muerto. Una necrocracia o tanatocracia.

Es un país de hambrunas donde posiblemente hayan muerto de hambre 3 millones entre 1995 y 1998. El dictador comunista, en una rara entrevista que unos cineastas disidentes lograron hacerle y grabar en una cinta, a la que parece que Hitchens ha tenido acceso, confiesa que su país no funciona. No anima a la gente a trabajar, la educación está por los suelos, pero piensa que dejar que entre el capitalismo supondría un mal mayor. Dice el dictador:

"Cuando China se abrió un poco, lo primero que aprendió la gente no fue tecnología. En su lugar, los jóvenes se dejaron el pelo largo y bigote. Les interesaban cosas superficiales. Esto se deriva de su vacio interior y del sistema socialista. Estamos en la misma situación que China".
CUBA

Hitchens reconoce los triunfos de la revolución cubana en cuanto a sanidad, cultura y anti-racismo, pero también reconoce que al poco tiempo Castro traicionó su anti-imperialismo al apoyar la invasión soviética de Checoslovaquia.

En cuanto a la sociedad actual hay muchos médicos, pero cobran menos que un portero o un policía en los barrios segregados para los turistas. Y Cuba ya no es el centro donde los intelectuales se reúnen para debatir e ilustrarse.

En definitiva su actitud hacia Cuba parece proporcional a sus otros ataques a otros regímenes dictatoriales. Guarda cierto recuerdo romántico de su época de revolucionario y ahora condena a Castro por haberse traicionado a sí mismo. No se trata de una dictadura asesina o violenta, pero no deja de ser una dictadura, y parece apoyar al 100% las palabras de Alexander Dubcek:


"No hay escuadrones de la muerte en Cuba, y no hay asesinatos políticos -dice-. Pero tenemos una sociedad cerrada, y tenemos una oligarquía política que explota a los trabajadores. No hay libertad de prensa, ni sindicatos libres, ni inspecciones de la Cruz Roja, ni derecho a abandonar el país o a salir y volver."




ENLACES

La web de Christopher Hitchens (en inglés)
Daniel Gascón es el traductor de este libro, y su blog contiene a menudo traducciones al español de artículos de Hitchens que de otra forma no se traducirían nunca.
Hitchenswatch sigue la pista a Hitchens y le da caña
Transcripcion de debates y conferencias de Hitchens.
Entrevista de la Biblioteca Pública de NYC
Noticias sobre Hitchens
Artículos, web no oficial
Vídeos de Hitchens
Analizando la polémica Chomsky-Hitchens
ENLACES ACTUALIZADOS
Programa de radio con Chomsky y Hitchens

6 comentarios:

  1. Interesantísima publicación. Muchas gracias por compartirla.

    He visto que no solo tienes este blog sobre libros, sino que también recopilas y difundes documentales de interés.

    Me reafirmo y digo que me ha parecido interesantísima esta lectura. Te invito a que te pases por mi blog y le eches un vistazo, me interesa tu opinión ;)

    http://notadeadmanwalking.blogspot.com/

    http://notadeadmanwalking.blogspot.com/p/indice.html

    Un saludo. Gracias.

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  2. Gracias a ti. Tu blog me parece muy completo. Yo últimamente tengo los documentales, e incluso los libros abandonados, pero quiero ponerme al día y tu blog me servirá bastante para empezar.
    Un saludo

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  3. Creo que es muy completo el análisis que realizas sobre este libro de Hitchens. Me gusta mucho la forma como analizas la discusión entre Chomsky y él. Este libro me lo puso a leer un profesor y realmente me sentí muy incómodo con la parte de "guerra", por su discurso vendido. De hecho creo que es una ofensa que nos creyera bobos... ¿será que esperaba que creyéramos que el ejército norteamericano es un grupo de humanistas que apoyaban una revolución social en Irak? En fin, te agradezco tus valiosos aportes. Debo hacer un ensayo y te citaré correcta y constantemente. Por ahora me limito a decir que me ayudaste a contextualizar muchas partes del libro que de otra manera habrían quedado al menos para mi en el aire. Saludos y felicitaciones por este excelente trabajo.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, en estos tiempos del facebook es difícil que alguien se lea tan extensas críticas, las comente, y además que puedan servirle a nivel académico, lo cual me hace mucha ilusión.
      Tengo pendiente la biografía de Hitchens, ciertamente el tipo este tenía un atractivo intelectual incluso para aquellos que no compartíamos su declive al aproximarse a las tesis oficiales de los mismos que antaño él criticaba. En mi opinión creo que se obsesionó con el radicalismo islamista, y eso le hizo convencerse de que era mejor taparse la nariz y aliarse con los ultras de EEUU. El problema es que llegó un momento en que se quitó la mano de la nariz, y todo lo que olía era un aroma de rosas. A nivel periodístico, creo que su error fue no tener la precaución de visitar todos esos países en guerra sin el paraguas del ejército americano. Al hacerlo acompañado de Rumsfeld se tragó toda la propaganda bélica. Digamos que en política no tuvo esa actitud escéptica y racionalista que tanto defendía cuando se trataba de la religión.
      Un saludo.

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  4. Me parece que su opinión sobre lo escrito (y dicho) por Hitchens sobre el terrorismo islámico está equivocada. No sé si le interesa discutir sobre el tema. De ser así, por favor, hágamelo saber. Jorge.

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    1. Sí como no. Más que debatir, me interesa corregir algún error y pesonalmente me gustaría encontrar otra interpretación, porque la que a mi entender hacía Hitchens era impropia del gran pensador que era(o que había sido); era bastante sesgada. Puedo estar de acuerdo con él en el origen religioso, pero no en los posteriores análisis políticos.

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