miércoles, 10 de mayo de 2023

"LA FLOR DEL RAYO" de Juan Manuel Gil (2023)


¿Alguna vez has visto hacer algo sospechoso en la casa de tu vecino? Seguramente sí, todos llevamos un Sherlock Holmes dentro. ¿Quién no se deja llevar de vez en cuando por una imaginación "que tiene la costumbre de la hiedra", hacia una aventura que no sabe cómo puede terminar?

Eso mismo le pasa a Juan, el personaje principal de "La flor del rayo". No es algo infrecuente, todos caemos en ensimismamientos ocasionales. La diferencia con Juan es que él no puede parar hasta terminar, hasta las últimas consecuencias, hasta pagar el precio que se intuye puede pagar por vivir en el filo de la navaja. Hablamos de una navaja intelectual porque el personaje es de lo más entrañable e inofensivo. Pero también inquieto y problemático. Él es muy parecido a su perro, Boludo: igual de testarudo, la caga cuando no debe y depende de su compañero para que lo saquen a pasear y pueda satisfacer sus necesidades. Unas necesidades narrativas pero igualmente imperiosas. Tiene que superar un estancamiento creativo ante una gran expectación por su próximo libro, y cuando por fin cree encontrar una pista de inspiración la muerde como un perro muerde su hueso.


Aunque perdido y haciendo perder la paciencia a los suyos hasta resultar algo insoportable, lo cierto es que su humor irónico (inevitable para Juan y para Juanma) sacude y balancea al lector, hipnotizando con su prosa como si fuera un péndulo que siempre lo lleva a posiciones antagónicas: ¿Está preso en su ficción tremendista o es un realista que vive "una soledad con perrito de fondo"? ¿Es una tragicomedia a full time, o una comedia inicialmente que luego en un momento determinado empieza a volverse demasiado gris y te pilla con la sonrisa avergonzado mientras lees sobre un drama? Sus múltiples inquietudes creativas, familiares, psicológicas, de pareja... son tan naturales que hace dudar al lector si han colocado un espejo en el texto. ¿Nos reímos y lamentamos del personaje o de lo parecido que es su introspección a la nuestra?

Cuando uno termina el libro tiene la sensación de que lo han zarandeado con una buena ficción, simpática y divertida a ratos, pero profunda y desgraciada en otros momentos. Una desgracia que, como un agujero negro, lo marca todo para siempre y no deja que salga ninguna luz de él... pero tampoco puedes evitar meter la cabeza dentro para ver lo que se cuece.

Pero hasta ese momento, Juanma Gil juega contigo, juega con los límites entre la ficción y la realidad, la pulsión por la ficción, lo indeleble de la realidad. Parafraseando a su personaje uno tiene esa sensación de que "las preguntas y las respuestas no dejaban de repelerse". ¿Somos aprendices de Sherlock Holmes o solo somos cotillas que buscan algo que contar?

 


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